Llagas y escaras, también llamadas lesiones por presión o úlceras
Llagas y escaras, también conocidas como úlceras por presión... llámales como quieras, pero este tipo de lesiones son un problema muy común en personas con movilidad reducida.
Cuando no se tratan adecuadamente, pueden llegar a causar complicaciones graves, afectando la calidad de vida y la salud general de quienes las padecen.
Qué son
Las llagas por presión, o también conocidas como úlceras de decúbito, son lesiones en la piel y los tejidos subyacentes que ocurren cuando se ejerce presión sobre una zona del cuerpo durante un perido de tiempo prolongado.
Las partes del cuerpo más vulnerables son aquellas con huesos cercanos a la piel. Es decir:
- codos
- caderas
- parte baja de la espalda
En sus primeras etapas, las úlceras de presión pueden ser áreas de enrojecimiento que no desaparecen al aliviar la presión. La complicaciones llegan cuando se evolucionan hacia heridas más profundas con un alto porcentaje de riesgo de infección.
Lee también: Medical Adhesive Related Skin Injuries MARSI: qué es y cómo resolverlo
Qué las causan
Claramente la principal causa es la presión constante sobre un área del cuerpo, pues reduce el flujo sanguíneo, privando a los tejidos de oxígeno y nutrientes esenciales.
Sin embargo, existen varios factores que aumentan el riesgo de desarrollar estas lesiones. Estos son algunos de los más comúnes:
Movilidad limitada
Personas que están en reposo durante largos periodos, como aquellas que están en cama por enfermedad o en silla de ruedas.
Inmovilidad prolongada
Pacientes que no cuentan con la capacidad de cambiar de posición frecuentemente.
Condiciones de la piel
Piel seca, sensible o dañada es más susceptible a las llagas. Además, la sudoración excesiva o la humedad también pueden aumentar el riesgo.
Mal estado nutricional
Una dieta deficiente en nutrientes esenciales, como proteínas, vitaminas y minerales, debilita la piel y los tejidos.
Enfermedades crónicas
Diabetes, problemas circulatorios y trastornos neurológicos también puede aumentar la susceptibilidad a las úlceras de presión.
Te puede interesar: El papel del oxígeno en el cuidado de heridas
Prevención
Existen varias medidas que para evitar el desarrollo de úlceras de decúbito. Aquí hay algunas estrategias efectivas para reducir el riesgo:
Cambiar de posición regularmente: Por lo menos cada dos horas. Esto alivia la presión en áreas clave y mejora el flujo sanguíneo.
Colchones y cojines especiales: Están diseñados para distribuir la presión de manera más uniforme.
Cuidado de la piel: Una piel hidratada y limpia es fundamental. Utilizar cremas para la piel seca, así como la limpieza regular evita la acumulación de residuos.
Tratamiento
Todo depende de la gravedad de la lesión. En etapas iniciales, las úlceras pueden sanar con cuidados simples como aliviar la presión y mantener la piel limpia y protegida. Sin embargo, en casos más avanzados, se requieren intervenciones más específicas:
Desbridamiento
Eliminar el tejido muerto o infectado para permitir que la herida cicatrice adecuadamente.
Uso de apósitos especializado
Existen diversos tipos de apósitos que ayudan a mantener el ambiente adecuado para la curación, protegen contra infecciones y minimizan el dolor. Algunos también sirven para absorber el exudado y mantener la herida húmeda, lo que acelera la cicatrización.
Terapias avanzadas
En casos graves, se pueden emplear tratamientos como la terapia con presión negativa, ya que ayuda a mejorar el flujo sanguíneo en la zona afectada.
Antibióticos
Cuando se infecta, se puede requerir tratamiento con antibióticos para evitar que la infección se propague.
No olvidemos que las llagas o escaras son un problema serio que afecta a muchas personas. Por ello, la clave está en la educación, el cuidado continuo y la atención a las necesidades de la piel y la salud general.
Fuentes Consultadas
Bedsores. (2024, marzo 19). Hopkinsmedicine.org. https://www.hopkinsmedicine.org/health/conditions-and-diseases/bedsores